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¿Tiene cura la adicción?

El alcoholismo y el resto de las adicciones -a otras drogas y fármacos, al juego, al sexo o a las compras compulsivas- son un trastorno mental caracterizado por la pérdida de control sobre una sustancia o una conducta, en el caso de las adicciones comportamentales.

La adicción es una enfermedad, así catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se caracteriza por ser crónica, degenerativa y mortal. Y con tendencia a la recaída, en el caso de quienes persisten en el consumo y renuncian a hacer tratamiento.

Es una enfermedad degenerativa porque la salud mental y física de quien sigue consumiendo siempre va a peor.

Es una dolencia mortal porque acelera el deterioro de la persona enganchada a las sustancias o al juego.

Y es una enfermedad crónica.

¿Significa esto que no tiene cura?

En absoluto. Rehabilitarse de una adicción es perfectamente posible. La adicción es crónica porque la persona adicta lo será el resto de su vida. Pero esto no significa que esté condenada a vivir siempre con los síntomas de la enfermedad y a padecer los problemas derivados del consumo.

Hay enfermedades como la diabetes, que son crónicas, pero se estabilizan con unas pautas de higiene y alimentación.

La verdadera medicina

La adicción sería como una miopía, por poner otro ejemplo. El miope lo será toda la vida, pero con unas gafas o una operación quirúrgica corrige su problema de visión.

Las gafas o la operación para la persona adicta serían el tratamiento y las terapias. Esa es la verdadera medicina y lo que le va a permitir vivir bien, pese a su condición.

La adicción es una enfermedad que puede estabilizarse con un tratamiento específico y con terapias de grupo.

Es, de hecho, la única enfermedad cuya recuperación está en manos del paciente.

Para estabilizar la enfermedad y arrinconar los síntomas son necesarios varios pasos:

  1.  Parar el consumo o el juego.
  2.  Desintoxicarse.
  3. Eliminar la negación y el autoengaño.
  4. Ser consciente de la enfermedad.
  5. Incorporar hábitos saludables.
  6.  Hacer un cambio personal radical en la forma de pensar, sentir y actuar.

Cuando se cumplen estos pasos, la recuperación es un hecho. Son imprescindibles la ayuda médica y las terapias como las que celebramos en la Cruz de Oro Bilbao.

El resto viene solo. La persona bien recuperada acepta su condición y actúa en consecuencia.

Del ‘no puedo’, al ‘no quiero’

Un rasgo de evolución es cuando el paciente pasa del ‘no puedo’ beber del principio al ‘no quiero’, cuando ha pasado tiempo suficiente para valorar los beneficios de la vida plena, sin consumo.

Es entonces cuando la persona adicta rehabilitada ‘se engancha’, en positivo, a vivir bien: en paz y libre de los problemas de todo tipo (mentales, físicos, familiares, afectivos, económicos, judiciales y laborales) asociados al consumo.

Hay que desterrar la idea de que la adicción, por ser crónica, es una enfermedad sin posibilidad de curación.

Igual que muchas alergias, que la miopía o que la diabetes, la adicción es crónica, sí. Pero la persona que la padece puede rehabilitarse por completo con terapias y el tratamiento adecuado.

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