La diferencia entre hacer un parón de consumo y rehabilitarse de una adicción

La persona adicta y su familia deben saber que la única solución a su problema es pedir ayuda. Cuando salta un caso de adicción, es importante acudir rápido al médico y contarlo. Igual que se haría si surgiera cualquier otra enfermedad.

No perdamos de vista algo esencial: la adicción es una enfermedad. Es un trastorno grave de salud mental. Y como tal enfermedad, es imprescindible pedir ayuda para ponerle remedio.

La adicción al alcohol debe tratarse como otras enfermedades. Primero acudiendo al centro de salud para ir después al psiquiatra y asistir cuanto antes a las terapias de grupo, que son la parte nuclear del tratamiento de drogodependencias.

Tapar la botella

Hay una gran diferencia entre hacer un parón de consumo y recuperarse plenamente.

Lo primero es más sencillo, pero frustrante. Lo segundo requiere más esfuerzo, pero compensa con creces.

Hacer un parón de consumo es lo que en la jerga de los grupos de ayuda mutua se conoce como “tapar la botella”. Tapar la botella significa ocultarla durante un tiempo, pero tenerla a mano. La recuperación plena es otra cosa: es arrojar para siempre el alcohol y vivir con la satisfacción y la paz de haber actuado bien.

Los pacientes que se limitan a “tapar la botella” acaban recayendo. Y esa recaída es siempre dolorosa porque al daño que provoca la intoxicación se le añade el sentimiento de fracaso por incumplir el compromiso de no beber que toda persona en tratamiento y que acude a terapias se hace a sí misma.

La fuerza de la adicción

En los grupos de ayuda mutua ocurre desgraciadamente con frecuencia que hay personas que inician el tratamiento y asisten durante un tiempo más o menos largo a las terapias, pero terminan recayendo.

La adicción es una enfermedad crónica, degenerativa y mortal, con tendencia a la recaída. Esto último se produce cuando el paciente no toma conciencia de la enfermedad y permite que la fuerza de la adicción, que es mucha, le pase por encima.

La recaída es sencillamente un tratamiento mal hecho. Los parones solo sirven para volver a beber. Lo único que garantiza una recuperación completa es un tratamiento bien hecho.

¿Y qué implica un tratamiento bien hecho? Todo se resume en una cosa: hacer caso de lo que se dice que hay que hacer para ponerse bien.

La recuperación plena implica sí o sí que el paciente con alcoholismo da a su vida un giro de 180º y completa un cambio personal.

Tratamiento por fases

El tratamiento debe hacerse por fases: primero es necesario desintoxicarse con ayuda y seguimiento médico y al mismo tiempo es obligado acudir a las terapias de grupo. Es en este espacio, con personas que tienen la misma enfermedad y saben qué hacer para no consumir y estar bien, donde el paciente con alcoholismo elimina el autoengaño, toma conciencia de su realidad y hace todo lo necesario para rehabilitarse.

Tapar la botella o hacer un parón temporal solo conduce a la frustración y a regresar a un punto aún peor que el anterior.

Rehabilitarse de una adicción es, por el contrario, sanar y conseguir una satisfacción, un alivio y una paz desconocidas para el adicto.

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