7 consejos para no recaer en Navidad y reforzar el compromiso con el tratamiento

Lo primero que se aprende en los grupos de ayuda mutua de la Cruz de Oro Bilbao es que para rehabilitarse la persona con adicción necesita hacer un cambio personal radical.

La persona en recuperación debe inicialmente cambiar de hábitos para poder después cambiar la forma de sentir, pensar y actuar.

Se trata de moverse por la vida de una manera terapéutica, de forma opuesta a cuando se consumía.

La primera lección de las terapias, aparte de saber que el alcoholismo es una enfermedad y que no se es culpable de haberla desarrollado, es que la recuperación no debe estar condicionada por nada ni nadie.

Personal e intransferible

La ayuda médica y las terapias son imprescindibles, pero la recuperación depende de la persona en tratamiento. La rehabilitación es personal e intransferible.

¿Cómo deben afrontar las Navidades las personas adictas inmersas en un proceso de recuperación?

El alcohol tiene un protagonismo excesivo en nuestra sociedad, acrecentado por desgracia en fechas navideñas. Forma parte del imaginario junto con el belén, los villancicos, las luces y los regalos. Y está presente en las reuniones sociales y familiares propias de una tradición que ha adquirido, en los últimos años, marcado carácter consumista y festivo.

Esta omnipresencia del alcohol en la publicidad, en la televisión, en las comidas y cenas de empresa, en los brindis públicos y privados, en la celebración de los premios de la lotería y en bares, restaurantes y supermercados supone un torpedo en la línea de flotación de la persona en tratamiento.

Esta exposición obscena de bebidas alcohólicas en las fiestas de Navidad afecta sobre todo a las personas en primer año de rehabilitación, más sensibles a los estímulos.

Te damos 7 consejos para mantenerte sobrio en Navidad y seguir comprometido con el tratamiento.

  1. Mantén la medicación: no son días para relajar esta parcela. Al contrario, hay que seguir tomando el Antabús todas las mañanas y las pastillas que haya recetado el médico. Esto es importante sobre todo en la fase inicial de desintoxicación, para los pacientes de primer año.
  2. Fortalece la conciencia: la adicción es una enfermedad y hay que actuar en consecuencia. El alcohólico, al principio, debe verse a sí mismo como una persona con alergia al alcohol. Después, cuando el tratamiento avanza hay una evolución natural del “no debo” al “no quiero” beber.
  3. Prosigue con el ABC: la base del tratamiento es, sobre todo al inicio, cumplir todos los días un horario que incluya terapias y deporte.
  4. Asiste a todas las terapias y participa en ellas: son fechas cargadas de estímulos en las que es aún más necesario no solo asistir sino participar (hablar y compartir) en todas las terapias de grupo programadas.
  5. Utiliza el teléfono: es una herramienta fundamental para sobrellevar los síndromes de abstinencia, lo que en las terapias llamamos ‘tirones’, que son las ganas directas de consumir o los cambios emocionales que predisponen al consumo.
  6. Practica la renuncia: un tratamiento sin renuncias importantes es un tratamiento fallido. Hay que aprender a decir no, hay que prohibirse entrar en bares y hay que aprender a ser asertivo para solventar situaciones complicadas y escenarios de riesgo.
  7. Vive con alegría la recuperación: el peor de los días en tratamiento es infinitamente mejor que el mejor de los días cuando se consumía. La rehabilitación es una carrera de fondo, pero cada día sin beber es una razón para seguir adelante y sentirse orgulloso.
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